El calzador de zapatos es uno de esos accesorios que muchas personas pasan por alto, considerándolo un objeto anticuado o innecesario. Sin embargo, este sencillo utensilio no solo facilita enormemente la tarea de ponerse los zapatos, sino que además ayuda a preservar su forma y durabilidad. En este artículo exploraremos en detalle qué es un calzador, para qué sirve, sus diferentes tipos y cómo utilizarlo correctamente.
¿Qué es un calzador de zapatos?
Un calzador, también conocido como calzante o sacazapatos en algunas regiones, es un instrumento generalmente delgado y curvado que se inserta en el talón del zapato para facilitar la entrada del pie. Su diseño básico consiste en una superficie lisa y ligeramente cóncava que guía el talón hacia el interior del calzado sin que este se deforme o se dañe.
Tradicionalmente fabricados en metal, madera o cuerno, los calzadores modernos pueden encontrarse en una amplia variedad de materiales, incluyendo plástico, acero inoxidable, e incluso materiales sostenibles como el bambú.
Para qué sirve un calzador
Protección del calzado
La función principal de un calzador es proteger la estructura del zapato, específicamente el contrafuerte del talón. Cuando nos ponemos los zapatos sin calzador, presionamos con el pie contra esta parte, lo que con el tiempo puede causar que el zapato pierda su forma, se aplaste o incluso se rompa. Esto es especialmente problemático en calzado de calidad, donde el contrafuerte está diseñado para mantener la forma y proporcionar soporte al pie.
Facilidad y comodidad
Usar un calzador hace que ponerse los zapatos sea mucho más fácil y rápido. Elimina la necesidad de forzar el pie, meter los dedos por detrás del talón o doblar excesivamente el zapato. Esta facilidad es particularmente valiosa para personas con movilidad reducida, problemas de espalda, mujeres embarazadas o personas mayores que tienen dificultad para agacharse.
Higiene
Al utilizar un calzador, evitamos tocar el interior del zapato con las manos, lo cual puede ser especialmente importante en términos de higiene, sobre todo si compartimos calzado ocasionalmente o en espacios públicos.
Ahorro económico
Al preservar la forma y estructura de nuestros zapatos, un calzador contribuye a prolongar su vida útil, lo que se traduce en un ahorro económico a largo plazo. Los zapatos bien cuidados pueden durar años más que aquellos que se calzan de manera incorrecta.
Tipos de calzadores
Calzadores cortos
Son los más comunes y portátiles, con una longitud de entre 10 y 20 centímetros. Ideales para llevar en el bolso, la maleta o guardar en el cajón. Son perfectos para uso diario y viajes.
Calzadores largos
Con longitudes que pueden superar los 50 centímetros, estos calzadores permiten ponerse los zapatos sin necesidad de agacharse. Son especialmente útiles para personas con problemas de espalda, movilidad limitada o durante el embarazo. Algunos modelos incluyen un mango ergonómico para mayor comodidad.
Calzadores plegables
Combinan la practicidad de un calzador largo con la portabilidad de uno corto. Se pliegan en secciones para facilitar su transporte y almacenamiento.
Calzadores con mango
Diseñados con un agarre especial que facilita su uso, especialmente beneficiosos para personas con artritis o problemas de prensión en las manos.
Materiales comunes
Plástico: Económicos, ligeros y duraderos. Perfectos para el uso diario.
Metal: Elegantes y muy resistentes. El acero inoxidable y el aluminio son opciones populares.
Madera: Ofrecen un aspecto clásico y son ecológicos. Requieren cierto mantenimiento para evitar astillas.
Cuerno: Tradicionales y suaves, aunque menos comunes en la actualidad.
Bambú: Opción sostenible que combina resistencia y ligereza.
Cómo usar correctamente un calzador
Utilizar un calzador es simple, pero hacerlo correctamente maximiza sus beneficios:
Paso 1: Preparación Coloca el zapato en el suelo o sobre una superficie estable. Asegúrate de que esté completamente desatado o desabrochado si tiene cordones o cierres.
Paso 2: Posicionamiento del calzador Inserta el calzador en el interior del zapato, deslizándolo por la parte trasera hasta que la punta del calzador toque la plantilla y su superficie curva quede contra el contrafuerte interno del talón.
Paso 3: Introducción del pie Coloca tu talón sobre el calzador, justo en el punto donde este se encuentra con el zapato. Con un movimiento suave y continuo, presiona hacia abajo y hacia adelante, permitiendo que el calzador guíe tu talón hacia el interior del zapato.
Paso 4: Retirada Una vez que tu pie esté completamente dentro del zapato, retira el calzador con un movimiento suave hacia arriba y hacia afuera. No lo fuerces ni lo saques bruscamente.
Consejos para el mejor uso
- Mantén el calzador limpio: Límpialo regularmente con un paño húmedo para evitar la acumulación de suciedad que podría transferirse al interior de tus zapatos.
- Elige la longitud adecuada: Si tienes problemas de movilidad, invierte en un calzador largo que te permita ponerte los zapatos sin agacharte.
- Ten varios calzadores: Considera tener uno largo en casa, uno corto en el trabajo y uno portátil para viajes.
- Cuida los calzadores de madera: Aplica ocasionalmente aceite mineral o cera para mantenerlos en buen estado.
- No uses sustitutos: Evita usar objetos inapropiados como cucharas o reglas, ya que pueden dañar tus zapatos o resultar ineficaces.
El calzador de zapatos es un accesorio simple pero invaluable que merece un lugar en el día a día de cualquier persona que valore su calzado y su comodidad. Su uso correcto no solo facilita la tarea de ponerse los zapatos, sino que también protege la inversión que representan nuestros zapatos de calidad, prolongando significativamente su vida útil.
Ya sea que elijas un modelo corto y portátil o uno largo y ergonómico, incorporar el uso del calzador en tu rutina diaria es un pequeño hábito que marca una gran diferencia. En un mundo donde a menudo buscamos soluciones complicadas, el calzador nos recuerda que a veces las herramientas más simples son las más efectivas.
